"Yo he caminado entre
surcos", esta sola frase definía a Zinadelia
Baigorria como una auténtica mendocina. Y la
misma tarea había marcado el sendero de otras
antecesoras.
La noche del 10 de marzo de 1968, Zinadelia
volvió a caminar orgullosamente. Pero no entre
hileras, sino en medio de cables, flashes, soberanas,
periodistas y señoras con los atributos reales
en las manos mientras resonaban los estruendos
de la pirotecnia que anunciaba ese momento.
Tales efectos tenían como destinataria la representante
de Godoy Cruz, a quien se le acababa de adjudicar
el cetro vendimial.
Otra vez Mendoza se postraba
ante una hermosa reina, que poco después, en
sus primeras declaraciones, manifestó su amor
por la pintura, la admiración por los artistas,
su vocación docente y sus deseos de seguir estudiando
Ciencias Médicas. Y, aparte, su fuerte vocación
por la Virgen de Lourdes.
Precisamente, lo primero que hizo después de
ser elegida fue visitar la imagen que se venera
en El Challao.
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ZINADELIA BAIGORRIA - Godoy
Cruz |