Martha Edith Manzotti tenía
ya quince años cuando hubo de dejar el trono.
El símbolo del mandato vendimial se trasladó
en 1967 hacia el departamento de Tunuyán. Lo
guardó en su cofre, como el trofeo más preciado,
su dueña, Mirtha Eva Acordino.
Había confesado su amor por
los niños y quería encauzar este cariño recibiéndose
de maestra de Jardín de Infantes.
"El amor es lo hermoso de la vida".
Fue una de las frases grabadas con más fuerzas
en la visita que al día siguiente de su corazón
había efectuado al diario Los Andes de Mendoza.
Mostraba la misma sonrisa con la que había conquistado
al jurado y al público la noche anterior en
el teatro griego. Sus ojos reflejaban aún la
felicidad del instante de la proclamación y
que un día después se mantenían firmes como
el cetro sobre sus manos y su corona en su cabeza.
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MIRTHA EVA ACORDINO - Tunuyan |