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Islas
Georgias- Turismo |
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Grytviken
y King Edward Point:
Usualmente es el primer punto que se visita debido
a que aquí se realizan los trámites
de aduana y migraciones. Ambos emplazamientos
se ubican en la bahía Cumberland, un puerto
natural protegido sobre el centro de la costa
norte de la isla principal. Grytviken fue la primer
estación ballenera de Georgias, puesta
a funcionar en 1905 por un consorcio argentino-noruego.
Grytviken significa "puerto olla"; la
playa sobre la que fue levantada ha sido lugar
de campamento de los foqueros de principios del
siglo XIX quienes dejaron algunas de sus ollas
de acero fundido desparramadas por ahí.
Punta Coronel Zelaya justo del otro lado de la
bahía, fue la sede del gobierno, establecido
al año siguiente. En ese lugar vivían
el magistrado, el policía, el oficial de
aduana y el de correos, quienes en conjunto mantenían
la ley y el orden y administraban las rentas provenientes
de las actividades balleneras.
La caza de ballenas cesó en 1964-65. La
estación fue finalmente abandonada en 1971,
los pocos botes balleneros que quedaban junto
con un muelle flotante fueron echados a pique.
El último magistrado dejó punta
Coronel Zelaya en 1969.
La estación ballenera y su equipamiento
fueron saqueados y destruidos por las tripulaciones
de los buques pesqueros de altamar y por distintos
visitantes no autorizados. En el lugar se mantuvo
como centro científico hasta la invasión
Argentina del 3 de Abril de 1982, cuando luego
de una corta batalla, la pequeña división
de royal marines se rindió y junto con
los científicos residentes fueron deportados.
Después de que los británicos retomaran
el control el 25 de Abril de 1982, solo la guarnición
y unos pocos civiles fueron destacados en el mismo
lugar. Los restos de un helicóptero Puma
argentino, abatido durante la guerra, aún
permanecen en Brown Mountain, muy cerca de la
estación ballenera; también es posible
observar en los alrededores de Punta Coronel Zelaya
posiciones defensivas realizadas por los soldados
argentinos. Usualmente se requiere un permiso
especial para visitar la zona.
Los oficiales de migraciones y de aduana, abordan
los buques de turismo -generalmente acompañados
por hombres y mujeres de la guarnición
militar- y brindan como extra el servicio de oficina
de correos con estampillas y postales. En tierra,
los visitantes pueden arreglar una excursión
de medio día, merodeando por la estación
ballenera abandonada y visitando la restaurada
casa de campo del gerente, que ha sido convertida
en museo. Se pueden adquirir recuerdos en el puesto
de souvenir, y visitar la iglesia construida en
1913, ubicada detrás de la estación
y mantenida hoy por la guarnición. Con
la ayuda de los folletos del museo es posible
tener una idea de cómo era el trabajo en
la estación -que más allá
de las consecuencias ecológicas, en su
momento fue muy respetado-. Hay que tener cuidado
cuando se recorren las ruinas, muchos de los edificios
son inseguros y conviene no entrar en ellos.
Caminado por la costa sur hacia el cementerio
de foqueros y balleneros, es posible divisar las
crias de los elefantes marinos que juegan en las
canaletas de agua dulce y en los arroyos: tienen
menos de dos meses pero ya miden aproximadamente
dos metros de largo. Algunos pueden estar aún
en etapa de crianza: sus madres aparecen cada
tanto para atenderlos.
Usualmente hay unos pocos ejemplares macho-adultos
tras las playas. En el caso de tomar fotografías,
se recomienda evitar el flash porque es molesto
para los animales, y también evitar el
pararse delante de ellos ya que lo interpretan
como una amenaza. Cuando el clima es bueno, es
probable la presencia de pingüinos de papia
y patos maiceros en los manchones de tussock.
El casco encallado
es del Louise, un velero de tres mástiles
construido en 1869 que llevó el primer
cargamento de carbón a la estación,
fue varado en 1904. Se mantuvo intacto por varios
años, pero se incendió durante unas
prácticas militares hechas por los miembros
de la guarnición. Los cormoranes imperiales
a menudo se encaraman en sus maderos, manteniendo
las alas en alto para que se sequen.
En el cementerio se encuentran tumbas fechadas
en las primeras décadas del siglo XIX.
En la parte posterior, un pilar de granito señala
la tumba de Sir Ernest Shackleton, quien murió
en las Georgias a bordo del Quest -su buque de
expedición- el 5 de Enero de 1922. Sus
compañeros erigieron una cruz en su memoria
en Punta Carcelles, que puede ser avistada detrás
de Punta Coronel Zelaya cuando se abandona el
puerto. La solitaria cruz sobre el lado montañoso
arriba del cementerio es en memoria de Walter
Slossarczyk, tercer oficial del buque de expedición
alemán Deutschland, quien cayó de
un pequeño bote en Bahia Cumberland el
26 de Noviembre de 1911.
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