Los mitos
y leyendas son el fuego que se forja en el alma de los
pueblos.
San Juan y el país alimentan sus llamas de fe con el
milagro de Deolinda Correa y su hijo, que según la creencia
sobrevivió en el inhóspito valle amamantado por su madre
ya muerta por la sed y el cansancio. Todos los años,
en Semana Santa, se renuevan los movimientos multitudinarios
de promesantes que concurren desde distintos puntos
del país a depositar sus ofrendas de fe a aquella mujer
que los guía. Ninguno de los cultos a santos populares
documentados en la Argentina se desarrolla en un santuario
comparable al de Vallecito, convocando multitudes durante
las celebraciones católicas de Semana Santa.
El culto a la Difunta Correa reconoce como centro la
cima de una colina, donde según la tradición Deolinda
halló la muerte. En lo alto de la misma aflora una gran
roca tenazmente blanqueada a la cal y de inmediato ennegrecida
por el humo de centenares de velas a su alrededor. Miles
de promesantes han dejado testimonio de su fe, traducida
en objetos personales, que van desde ropa, a alhajas,
vestidos de novias, motos, autos, etc..
Cada Semana Santa concurren alrededor de 50.000 personas
a cumplir con la Difuntita, patrona de los camioneros,
quienes una vez al año , celebran en este paraje la
Fiesta Nacional del Camionero, en mes de Noviembre.
El complejo Vallecito ofrece: Hotel con baño privado,
estación de servicio, información turística, sanitarios,
correo, teléfono, agua potable, luz eléctrica, sala
de primeros auxilios, puesto policial, escuela, Iglesia
católica, tinglados con parrilleros, galería comercial,
regionales, restaurantes y playas de estacionamiento.
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