RESEÑA
HISTÓRICA
La necesidad de vigilar los campos en previsión
del malón y sucesivos proyectos de trasladar
la frontera con los indios al exterior del río
Salado, entre otros hechos, motivaron frecuentes exploraciones
en el desierto y, particularmente, en los lugares inmediatos
a su margen derecha. Ello explica que hacia mediados
del siglo XVIII fuese ya bien conocido el paraje de
la laguna de Bragado o Bragado Grande, situado en el
actual partido.
Alrededor de 1846 se encomendó al general Angel
Pacheco que adelantase la línea de frontera a
su mando, fundando en aquel lugar un cantón militar
y pueblo, tarea que -encarada directamente por el sargento
mayor Eugenio del Busto- culminó con la creación
de Santa Rosa de Bragado o Santa Rosa de la Frontera,
como también se la denominó.
La fundación respondió, pues, a necesidades
de índole militar, tal cual sucedió con
muchos otros pueblos de la provincia, y ella - coincidiendo
con la vigencia de la ley de enfiteusis - atrajo a gran
número de colonos hacia los fértiles campos
de la zona, generando un movimiento que pronto exigió
la creación del partido hacia 1852.
El pueblo de Bragado -nombre simplificado que terminó
por imponerse definitivamente- fue designado cabecera
y elevado a la categoría de ciudad en enero de
1908, atento al grado de progreso alcanzado.
El nombre de pueblo y partido obedece, según
una leyenda, a que a orillas de la laguna y en las inmediaciones
del fortín antes mencionado solían reunirse
manadas de yeguarizos salvajes, entre los que se destacaban
uno de raro y hermoso pelo "bragado", codiciado
por los soldados.
Un día, rodeado, prefirió -antes de perder
su libertad- arrojarse al vacío desde las barrancas
que, por entonces, bordeaban la laguna. |