RESERVA
NATURAL OTAMENDI
UBICACIÓN: Noreste de la provincia de Buenos
Aires, Pdo. de Campana.
HISTORIA-ANTECEDENTES DE SU CREACIÓN: El área que
hoy comprende la Reserva Natural Otamendi fue utilizada por el Ejército,
durante muchos años, como campo de prácticas de artillería. Entonces, se
solía disparar desde las zonas altas hacia los bajos inundables; aún en la
actualidad pueden observarse los pozos originados por la explosión de
algún mortero. Más tarde, las tierras fueron cedidas al Consejo del Menor
y la Familia, organismo nacional, que arrendaba las tierras a ganaderos
vecinos. La zona era sometida a un intenso pastoreo y a quemas periódicas
para que el ganado se alimentara de los rebrotes tiernos. Como
contrapartida de estos destructivos usos de la zona, se realizaban, desde
la década del treinta, prácticas de campo de las cátedras de Botánica de
la Facultad de Agronomía de Buenos Aires. Atraídos por los ambientes
naturales del área, que ya en esa época eran escasos en las cercanías de
Buenos Aires, los grupos de estudiantes eran guiados por Ángel Cabrera y
Lorenzo Parodi, dos de los más prestigiosos botánicos argentinos. Parodi,
en 1940, ya destacaba la necesidad de proteger la flora de las barrancas y
los bajos de Otamendi, a fin de conservar una de las últimas muestras del
paisaje original del nordeste bonaerense. Recién en 1990 y por un Decreto
Nacional, el área pasa finalmente a ser protegida por la Nación,
constituyendo la primer Reserva Natural de la APN en la provincia de
Buenos Aires .
FUNDAMENTOS DE SU CREACIÓN: Proteger una de las
últimas muestras de los ambientes naturales cercanos a Buenos Aires:
Selvas Ribereñas del Paraná de las Palmas, bajos asociados al Delta del
Paraná, barrancas naturales con bosques de Tala y zonas altas con
pastizales pampeanos. Asimismo, se amparan especies amenazadas como el
Ciervo de los Pantanos, el Lobito de Río y el Federal.
DESCRIPCIÓN GENERAL: En los últimos años los
Bajos de Otamendi, ubicados al sur de Campana en el nordeste bonaerense,
se fueron convirtiendo en un lugar de encuentro para observadores de aves
y naturalistas en general. Es que un área como ésta de considerable
extensión, con variados ambientes y fácil acceso, configura un gran
atractivo donde se refugia una buena parte de la fauna regional.
Posiblemente sorprenda considerar este lugar parte del Delta del Paraná,
habitualmente delimitado al sur por el Paraná y luego por el Paraná de las
Palmas. Pero aquí estamos considerando los límites naturales dibujados por
procesos geológicos. La retracción del mar, que en tiempos cuaternarios
ocupaba una amplia bahía interior (actual Delta y estuario del Paraná)
dejó al descubierto el borde de las tierras altas, su antigua costa. Ese
límite está a la vista hoy en día en las barrancas, que se continúan
hacia el sudeste, paralelas a la costa rioplatense, y donde se
desarrollaron los Talares y se asentaron las ciudades. El lecho marino
vecino a la costa, forma una terraza baja entre la barranca y el río
Paraná. Esta siguió similares procesos de formación a los experimentados
por buena parte del Delta, enriqueciéndose con los aportes de sedimentos
en cada inundación. Si observamos el perfil del relieve a la altura de
Otamendi, veríamos que sobre el Paraná de las Palmas tiene la forma típica
de una isla del Delta, con un albardón costero alto y una zona baja en el
centro, que se inunda periódicamente con las crecidas del río. El albardón
está ocupado por una Selva Ribereña o en Galería, con numerosas especies
de árboles de estirpe subtropical. En los bajos se instalan numerosas
comunidades vegetales acuáticas (Juncales, totorales, pajonales, etc. que
son refugio de Carpinchos, Coipos, el injustamente perseguido Ciervo de
los Pantanos y una rica avifauna. En los riachos que desembocan en el
Paraná de las Palmas, suelen verse Tortugas acuáticas y Lobitos de Río.
Sobre los terrenos inclinados de la barranca se asienta una flora y fauna
muy diferente, característica de ambientes más secos . Hallaremos allí los
bosques de Tala, refugio de numerosas aves y pequeños mamíferos. Más
arriba, ya sobre la llanura pampeana, se mantiene un sector de pastizal
natural, actualmente en recuperación, dado que esas tierras fueron
intensamente aprovechadas para la agricultura antes de la creación de la
Reserva.
PROBLEMAS
DE CONSERVACIÓN: Dentro de la Reserva existen diversos
problemas de conservación que afectan la flora y fauna de una forma
considerable. Algunos asentamientos humanos situados en los límites de la
reserva realizan sueltas de ganado vacuno para pastorear, lo cual
perjudica tanto a la flora como a la fauna. Estas acciones destruyen la
vegetación nativa, pudiendo acelerar procesos como la erosión, o
transmitir enfermedades parasitarias del ganado a las especies silvestres.
Otro de los grandes problemas ambientales con los que se enfrenta la
reserva es la propagación de especies exóticas. Distintos tipos de plantas
afectan los ambientes naturales. El bosque de la barranca, por ejemplo, se
ve invadido por especies foráneas como la Mora y el Ligustro, los cuales
prosperan y desplazan a especies autóctonas como el Tala y el Espinillo.
Así se crean los "bosques silenciosos" que no son utilizados por la fauna
nativa. Debido a éste problema se creó un vivero de especies nativas, las
cuales serán utilizadas para repoblar las distintas áreas de la reserva
que se encuentren gravemente invadidas por las ya mencionadas especies
exóticas . También la Reserva se ve afectada por la caza y pesca furtiva,
la cual se combate con una estricta vigilancia y campañas educativas por
parte de los guardaparques. Tenemos que tener en cuenta que esta área se
vio muy afectada por parte de la actividad humana (ganadería, caza, pesca)
lo cual llevó a la desaparición de especies como el Venado de las Pampas,
el Puma, el Yaguareté y la Vizcacha. Esto afecta notablemente el
funcionamiento ecológico del sitio ya que algunas plantas como la Chilca,
crecen exuberantemente por falta de herbívoros
YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS/PALEONTOLÓGICOS: Se han
hallado enterratorios indígenas en los bajos vecinos a la Laguna Grande
con restos de cerámica, armas y utensilios junto a cráneos de especies que
habitaban entonces la zona como el Yaguareté. También se han hallado en
las márgenes del Río Luján, restos fósiles de Gliptodontes, especie de
armadillo gigante que habitó la llanura pampeana hace 200 mil
años.
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